Existen dos grupos principales de hidratos de carbono, los simples y los complejos.
Simples:
Están formados por monosacáridos, es decir, moléculas de azúcar simples.
No se descomponen en otros elementos más sencillos, con lo que se absorben rápidamente.
Esta rapidez de absorción puede venir bien para conseguir energía rápida en una carrera, un partido de fútbol... o una actividad muy intensa.
Su desventaja es que si no se consumen rápidamente, es fácil que se transformen en grasa y se almacenen en el tejido adiposo.
Pueden meterse en este grupo tanto los monosacáridos como los disacáridos (dos moléculas de azúcar simples agrupadas). Estos últimos se descomponen produciendo dos monosacáridos.
Se encuentran en el la miel, el azúcar de la fruta, el azúcar de mesa, la leche...
Complejos:
Existen 2 tipos, los oligosacáridos y los polisacáridos. Necesitan romperse en unidades más pequeñas, por lo que su digestión es más lenta.
Nos proporcionan energía durante más tiempo y progresivamente. De este modo evitamos tanto la hipoglucemia como la hiperglucemia.
Se encuentran en el pan, la pasta, el arroz, las legumbres...
No hay comentarios:
Publicar un comentario